Cañón del río Lobos: Senda de Gullurías, Ojo del Diablo, Ermita y Cueva de San Bartolomé, Colmenar de los Frailes desde Casa del Parque de Ucero (Soria)

  • Tipos de ruta: circular.
  • Señalización: marcas de PRC en una gran parte del recorrido.
  • Distancia: 12, 640 Km.
  • Dificultad: Fácil con exigencia media.
  • Duración aproximada de la ruta: 3.30h – 4 horas.
  • Desnivel: 438 m.
  • Altitud mínima: 1.123 m
  • Altitud máxima: 956 m

Reseña

Esta senda toma su nombre de una pequeña ave, la Alondra Totovía, que en esta tierra es conocida como Gulluría, probablemente una eufonía del significante gulloría o calandria, pájaro perteneciente a la familia de los alaúdidos, con su plumaje de color pardo y tono terroso, que guarda un gran parecido con el que podemos ver corretear entre las sabinas de este bellísimo bosque. El recorrido, que avanza principalmente por la bien señalizada Senda de Gullurías, nos permite tener una perspectiva diferente y de altura del popular Parque Natural del Cañón del Río Lobos (declarado en 1985), y evita el tradicional paseo desde el nacimiento del río Ucero hasta la Ermita de San Bartolomé y la Cueva Grande, siempre masificado y, a veces, intransitable e intranquilo.

Nos salimos del recorrido oficial hacia el km 3,5 para visitar unas curiosas oquedades, próximas a la ermita y la cueva, y adentrarnos, muy brevemente, en la transitada senda del cañón. Hacer Gullurías y recorrer este kilómetro del Cañon del río Lobos hasta el Colmenar de los Frailes es suficiente para disfrutar, tranquilamente, de la gran obra que han ido tallando las aguas del río Lobos sobre las rocas calizas de este singular desfiladero a lo largo de millones de años. Un accidente geográfico que atrae a miles de senderistas, ansiosos de pasear por un espacio natural que, además de un paisaje de gran belleza, guarda en su interior un auténtico tesoro botánico: sabinas albares o enebros para los lugareños, pinos silvestres y pudios, variedad típica del cañón, quejigos, plantas aromáticas como el espliego y el romero, plantas acuáticas como los nenúfares o medicinales como las gayubas; y una abundante fauna, representada, principalmente, por las aves rapaces: buitres leonados, unas pocas águilas reales, algún alimoche, y otras especies perfectamente integradas en su dominio como jabalíes, ardillas, tejones y nutrias.

Pero la Senda de Gullurías y esta pequeña parte del Cañon del Río Lobos es mucho más que unos relieves caprichosos o una deslumbrante riqueza botánica y biológica; es contemplar, primero desde arriba y posteriormente desde las riberas de los dos ríos, los grandes cortados anidados por una gran multitud de aves rapaces y adornados de abundante vegetación en sus pendientes rocosas; es conocer la historia y muchas de las costumbres que tenían las gentes que habitaron estas tierras. El Castillo de Ucero que dejamos a nuestras espaldas al inicio de la ruta, la historia que guarda la Ermita de San Bartolomé, los restos arqueológicos en forma de concha que pisamos por el camino, las colmenas clásicas de tronco y las antiguas caleras son magníficos vestigios de tiempos pasados y de la cultura y formas de vida de diferentes civilizaciones que han habitado estas tierras.

El lugar no es exótico ni de difícil acceso. El inicio de la ruta se encuentra junto a la Casa del Parque Natural del Cañon del río Lobos, paraje natural enclavado entre las provincias de Soria y Burgos, en el término municipal de Ucero, a 50 kms de Salas de los Infantes y a 62 de la capital soriana. Tomes el camino que tomes o recorras el cañón en parte o en su totalidad, nunca olvides que estás transitando por un conjunto paisajístico único, que está considerado como uno de los lugares más bellos de nuestro país. ¡No te pierdas este singular espacio natural y, si quieres evitar masificaciones, Gullurías es una buena alternativa¡.

Descripción del recorrido.

Tomando como modelo la sugerencia de nuestro amigo Raúl Peñaranda el Hontoriano, usuario «Senderos de la Comarca de Pinares», que propone hacer una extensión a la bien señalizada ruta del Sendero de Gullurías hasta la Ermita de San Bartolomé por la Senda del Calvario, salimos del Parking que hay en frente de la Casa del Parque Natural del Río Lobos, junto a la carretera SO-920. Bajo la atenta mirada del espectacular Castillo de Ucero, auténtica huella del poder medieval de la zona, vamos ascendiendo por una empinada cuesta y dejamos a la izquierda a Mónica, bella formación rocosa en la que suelen posarse los buitres leonados de la zona. Continuamos subiendo por el Barranco del Molino y , entre sabinas albares, llegamos a una calera, bien reconstruida y con amplia información sobre el proceso de elaboración, en estos pozos y a partir de la roca caliza, de la cal viva, antiguamente utilizada para blanquear las paredes de las casas.
Siguiendo las balizas que señalan perfectamente el camino, llegamos a una segunda calera, ésta en estado ruinoso. Sin hacer parada, perdidos en un impresionante silencio y en una hermosa paz, con multitud de buitres sobrevolando la zona, pasamos por un páramo, conocido como el Esplegar, y por varias vaguadas y, entre frondosas arboledas de enebros y pinos pudios, alcanzamos el Mirador de Gullurías. Tenemos unas maravillosas vistas de una pequeña parte del Cañon del río Lobos que no nos cansamos de fotografiar. Volvemos al Sendero de Gullurías y seguimos avanzando, ahora entre pinos silvestres y quejigos y con la presencia de algunas gayubas en las laderas, hasta un poco más adelante donde, haciendo caso omiso de las balizas del camino oficial, nos desviamos a la izquierda por un sendero que rodea el Monte Calvario y baja hasta la Ermita de San Bartolomé. Antes de llegar a la iglesia, hacemos dos paradas; una primera, para recorrer, con mucho cuidado, las bellas formaciones rocosas en las que se ubican una preciosa oquedad y el famoso Mirador de El Ojo del Diablo, desde el que tenemos unas magníficas vistas del sendero del Cañon del río Lobos. La segunda, en El Balconcillo junto a la ermita.
Ya en el templo, aprovechamos para visitarlo por dentro y nos acercamos a la Gran Cueva o Cueva de San Bartolomé. Regresamos al camino y nos vamos en dirección hacia el Puente de los Siete Ojos durante casi un kilómetro a ver, colgado sobre el acantilado, el hermoso Colmenar de los Frailes y los preciosos farallones y cantiles que lo protegen.
Desandamos el camino y volvemos sobre nuestros pasos hasta la ermita e iniciamos el camino de vuelta siguiendo una angosta senda que va por la parte derecha del río Lobos sin cruzar la pasarela. Por esta preciosa vereda, llegamos primero al Parking de Valdecea; después, al de Cueva Fría, y, finálmente, al paraje de Fuente Engómez, próximo al restaurante y al parking del Cañón del Río Lobos, teniendo que vadear varias veces el río por unas grandes rocas en forma de puente, bien dispuestas para cruzar el río por lugares seguros.
El resto del camino lo hacemos por la Senda del río Ucero, que nace en las proximidades del puente que cruza la carretera SO-920, Pasamos junto al camping y nos acercamos a nuestro punto de partida por la parte de atrás de la Casa del Parque.
En resumen, preciosa ruta con un paisaje único, de rica vegetación e impresionantes vistas de una buena parte de los acantilados del cañón del río Lobos que se han ido formando a lo largo de millones de años por la erosión fluvial y los fenómenos atmosféricos del agua, el hielo y el viento sobre las rocas. ¡Muy, muy recomendable!.

Puntos de interés.

Caleras

Eran una especie de hornos que servían para producir la cal, sustancia alcalina que, hasta tiempos recientes, ha sido utilizada como conglomerante o para blanquear y encalar las paredes de las casas y de otras construcciones. Como materia prima, se utilizaban las rocas calizas que pueden encontrarse fácilmente en la zona. Como muy bien explica el panel informativo que encontramos en la puerta de acceso «la piedra caliza se transforma por la acción del calor, para lo cual el horno alcanzaba temperaturas superiores a los 900ºC, dando lugar a la cal, base fundamental de la arquitectura tradicional».

Mirador de las Gullurías

Colgado de los acantilados que forman el cañón, este balcón natural nos ofrece una panorámica espectacular desde lo alto. Contemplamos, en primer plano, la tierra de Pinares de Soria y de Burgos y, al fondo, el Sistema Ibérico con las inconfundibles siluetas de la Sierras de Urbión y Cebollera. Con un poco de suerte, también se pueden observar parejas o manadas de aves rapaces posadas o aleteando en el cielo.

El Balconcillo del Diablo u Ojo del Diablo.

Es éste el lugar más mágico y espectacular de todo el recorrido. Se trata de una curiosa oquedad, en forma de ventana, desde la que podemos avistar una preciosa estampa del cañón; observar, con suerte, el majestuoso vuelo de las aves rapaces o identificar la senda que viene por el río desde el Puente de los Siete Ojos. A su lado, hay también otra preciosa oquedad, sin salida, que llama la atención por su original relieve.

Ermita de San Bartolomé de Ucero y la Cueva Grande

Son, sin lugar a dudas, los símbolos más distintivos del Cañón de río Lobos. Cargados de magia y de múltiples leyendas, son visita obligada en nuestro paso por este enigmático y místico entorno.

La ermita, también conocida como San Bartolo por los lugareños, data de la primera mitad del siglo XIII y fue construida en un estilo de transición entre el románico y el gótico sobre un cenobio anterior del que tan sólo se conserva la capilla. Situada en el Comunero de San Bartolomé (Herrera de Soria, Navafría y Ucero), en un punto equidistante de los dos extremos de nuestro país , el Cabo Creus y el Cabo Finisterre, y céntrico respecto a los principales bastiones de los templarios en la Península Ibérica, son varios los elementos que nos permiten relacionarla con la Orden de los Caballeros del Temple, que eran propietarios del convento de San Juan de Otero, hoy desaparecido , ubicado a apenas unos metros del majestuoso Castillo de Ucero. Entre estos elementos de identificación, hemos de destacar algunos canecillos y capiteles, el rosetón de seis corazones entrelazados, las estrellas invertidas de cinco puntas, la losa de la salud etc.., que tienen símbolos o referencias muy frecuentemente utilizadas por la orden templaria.

Por otro lado, la Gran Cueva o Cueva de San Bartolomé, espacio de culto a la diosa gran madre, es una gran oquedad de unos 100 metros de profundidad, separada de la ermita por un puente de madera y un río adornado con preciosos nenúfares. Desde su interior, en el que encontramos algunos restos de grabados rupestres de la Edad del Bronce hechos mediante incisiones en las rocas, puede observarse cómo las paredes de la entrada sirven para enmarcar la ermita en una estampa única.

Colmenar de los Frailes.

Estas colmenas o dujos, pertenecientes a la comunidad templaria, son un buen testimonio de que la apicultura siempre ha sido un importante recurso, no solo para los monjes, sino también para los habitantes de estas tierras. Las que aquí podemos contemplar están colocadas en los resaltes de las rocas de un acantilado. Son colmenas clásicas, hechas de troncos huecos de árboles, con algunos agujeros para permitir la entrada de las abejas, y con una losa de piedra sobre la madera haciendo de tapa.

Casa del Parque Natural del Cañon del río Lobos

Este magnífico edificio de piedra, que, en tiempos pasados, se utilizó como fábrica de papel y de chocolate, de batán o de molino tradicional, está situado a la salida del pueblo de Ucero. Sus tres plantas son un buen punto de información para programar una buena visita al Parque Natural, ya que nos proporcionan claras e importantes aclaraciones sobre la riqueza de este espacio natural. Una maqueta del cañón, una exposición permanente, ilustrándonos sobre los principales ambientes y ecosistemas del parque, una colección de animales disecados y una «micoteca» son sus atractivos más importantes. En el exterior, hay una balsa de pesca y un canal naturalizado para el aprendizaje y práctica del arte de la pesca.

Avisos y recomendaciones:

La ruta, salvo en el paraje del Ojo del Diablo, donde es fácil resbalar, no ofrece ninguna dificultad importante. El recorrido, bien señalizado, ha sido renovado y ya no es necesario ir por la carretera en ningún tramo. La propuesta de ampliar el sendero de Gullurías por la Ermita de San Bartolomé nos parece acertadísima y hace la ruta mucho más interesante y atractiva.
Es recomendable en cualquier época del año, pero es en la primavera y en otoño cuando mejor podemos disfrutar del colorido del paisaje y de la vegetación.

Más información en los siguientes enlaces:

https://es.wikipedia.org/wiki/Ermita_de_San_Bartolom%C3%A9_(Comunidad_de_Herrera_de_Soria,_Nafr%C3%ADa_de_Ucero_y_Ucero)

https://patrimonionatural.org/casas-del-parque/casas-del-parque/casa-del-parque-del-canon-del-rio-lobos

https://www.xn--caondelriolobos-zqb.com/

https://www.soriaestademoda

Árboles Fósiles, Robledal y Humedal de Hacinas.

  • Tipo de ruta: circular.
  • Señalización: Buena. Líneas amarillas, balizas y flechas.
  • Distancia: 11, 5 kms.
  • Dificultad: Fácil con exigencia baja.
  • Duración aproximada de la ruta: 3.30 – 4 horas.
  • Desnivel: 180 m.
  • Altitud mínima: 965 m
  • Altitud máxima: 1050 m

Reseña

Hacinas, derivado del sustantivo latino Facinas con el significado de montones de haces, es un pueblo milenario con una gran historia e innumerables tradiciones en el que , hoy en día, viven menos de 200 vecinos, cuando en 1950 había 435 habitantes. En el pasado dedicados al pastoreo y a la agricultura, sus habitantes actuales son principalmente gente mayor, varias parejas de jóvenes que han optado por quedarse en el pueblo, y algunos hacinenses que han decidido volver a sus raíces a descansar y vivir una tranquila jubilación. Ampliamente conocido por su romería de Santa Lucía, sus carnavales, sus árboles fósiles y por el Alpaka Fest, está localizado a 4 kms de Salas de los Infantes y a 59 de Burgos, en la comarca de la Sierra de la Demanda, en la provincia de Burgos.

La ruta, una de las más visitadas por nuestros seguidores, tiene varias finalidades: conocer los árboles fósiles expuestos en esta preciosa villa milenaria y acercarnos a alguno de los parajes del municipio tales como Las Trisineras y San Marcos donde se formaron hace más de 120 millones de años; pasear por la preciosa dehesa de Hacinas para contemplar su rica vegetación y sus hermosos robles centenarios; visitar la bonita charca del Humedal y su peculiar lavadero.

Es una caminata fácil entre preciosos robles, estepas y pinos de repoblación por el entorno de Hacinas. El itinerario, que discurre por sendas y veredas claras y limpias por el frecuente paso de senderistas, es una combinación de tres rutas de senderismo marcadas por varios lugareños voluntarios hace unos años: La Magdalena, San Marcos y Hacinas-Cabezón. Recientemente ha sido señalizada con flechas, balizas y franjas amarillas por voluntarios de la asociación Amigos de Hacinas. Te acerca a parajes hermosos y lugares recónditos de este pueblo, destacando la zona del Humedal, la Cueva de San Marcos y la Magdalena, donde podemos ver una fuente de aguas sulfurosas y restos de una ermita semirupestre. El colofón, para culminar un día inolvidable en uno de los pueblos más activos, interesantes y bellos de nuestra provincia, lo ponen los innumerables puntos de interés que encontramos en su casco urbano: Iglesia de San Pedro (siglo XVII), Museo del Árbol Fósil, cuatro árboles fósiles expuestos en la calle, Torre-campanario del Sagrado Corazón, el Castillo, escenario de El Baile, cueva de los Moros, mirador de San Cibrián con preciosas vistas de la Peña de Carazo o de Villanueva etc… ¡Marcharás encantado y con ganas de volver!.

Descripción del recorrido

Siguiendo un sendero que nos había diseñado nuestro amigo Agustín, lugareño y gran conocedor del terreno hacinense, salimos del centro del pueblo, junto al Museo del Árbol Fósil, y continuamos por la Calle Nueva y La Carrera hacia Fuente Saz. Cruzamos el río Gete y Hacinas, abrimos y cerramos un vallado que da acceso al Soto, atravesamos Vallelaisa, pasamos por Olla Madrón y nos dirigimos a la Magdalena. Fácilmente y junto al camino principal encontramos la Fuente la Huevera (km 3,2). Un poco más allá, el pinar de la Magdalena. Trago de agua de rigor, como manda la tradición, para comprobar su peculiar sabor y su extraño olor a huevos podridos, y una rápida visita a las peñas, situadas a unos 100 metros en dirección este, que albergaron una ermita semirupestre.
Volvemos al camino principal y hacemos una breve parada en la «Peñita el vino», emulando a antiguos pastores del lugar que se reunían aquí para hacer el avituallamiento juntos y , también, para dirimir sus desencuentros y diferencias en el reparto de pastos. Pronto cruzamos una cancela, lo que nos indica que dejamos Ledanías y entramos en terreno de Hacinas, y ascendemos hasta una amplia roca a nivel del suelo, curiosamente denominada «Tenada Quemada», en la que es interesante observar inscripciones y dibujos grabados por los pastores en las rocas. Un poco más adelante, desvío hacia la izquierda para visitar Las Trisineras (km 6,1), yacimiento donde, en el año 1976, fue destapado el árbol fósil número 1 que está delante del museo. El ejemplar número 2, que vemos tumbado en un rincón en la subida a la iglesia del pueblo, fue encontrado en Vallejo la Zarza, lugar no visitado en este recorrido. Vuelta a la senda principal para acercamos a la Peña San Marcos. Accedemos a ella por una puerta principal de entrada, señalizada con una tablilla de madera labrada, y subimos al balcón natural para contemplar una gran masa forestal y bellísimas vistas de la parte que mira hacia Cabezón. En la Peña San Marcos hallamos la la cueva (km 6,9), un buen molde de árbol fósil colgado a 6 m de altura, y algunos moldes más pequeños pegados al suelo. Se cree que la cueva pudo ser habitada por eremitas.
Abandonamos San Marcos por el sur y nos encaminamos, por el camino de Cabezón, hacia otros lugares espectaculares de la ruta: La Roblada, Los Valles, Peña Valdespinos y las Tenadas de Valdemolino. A 1,5 km del pueblo encontramos la joya de la corona, el Humedal (km 10,2), varias lagunas pequeñas y una principal en las que muchas aves migratorias encuentran refugio y alimento. Larga parada y tiempo para recordar viejas anécdotas de nuestra niñez ayudando a nuestras madres a portar la ropa hasta este lavadero con una destartalada carretilla.
Regresamos a la pista principal y, a la altura del Soto, divisamos una bonita silueta del pueblo, el cual alcanzamos pronto a través de la Avenida del Árbol Fósil, en la que se ubica el Museo del Árbol Fósil, donde damos por finalizada esta bonita marcha.
Antes de abandonar el pueblo, hacemos una exhaustiva visita al Museo del Árbol Fósil, que hemos reservado en la página web de Museos Vivos de Castilla y León, para conocer el proceso de transformación de estas coníferas en árboles petrificados. Después, recorremos los otros lugares de interés que hemos mencionado más arriba y descrito más abajo, prestando especial interés a los árboles fósiles, motivo principal e hilo conductor de nuestra ruta, y al entorno del Castillo, símbolo de la rica historia de este precioso pueblo.

Mapa y elevación

Enlace Wikiloc

Puntos de interés / Waypoints

Árboles Fósiles y Centro de Interpretación.

Procedentes de coníferas sepultadas en la Era Secundaria o Mesozoica y con una antiguedad de 120 millones de años, los árboles fósiles que hoy se exponen fueron descubiertos por los pastores locales y desenterrados en los años noventa del siglo pasado. Hay 7 ejemplares localizados, de los cuales 3 han sido trasladados al municipio. El más importante está en la plaza, junto al Centro de Interpretación. De unos 6 m de longitud, se han izado 3.20 m, permaneciendo los tres trozos restantes tumbados en el suelo. Fue encontrado en el paraje de Las Trisineras, lugar que visitamos en esta ruta. El segundo, es un ejemplar completo de unos 5 m. Lo podemos ver tumbado y protegido por un tejado a la izquierda de la calzada que sube a la iglesia. Fue encontrado en Vallejo la Zarza, lugar no visitado en este recorrido. El tercero, colocado a la entrada del pueblo, es una reconstrucción de varios trozos de un árbol petrificado. Hay un cuarto árbol encastrado en la falda del castillo que mira al cementerio. En la cara norte del castillo, hay una cueva, la de los Moros, que también es considerada un molde de árbol fósil.

Inaugurado en el año 2009, el centro de interpretación dispone de múltiples ilustraciones y varios videos y notas explicativas sobre el origen y formación de los árboles fósiles. Tiene, además, una película sobre el lugar en el que fueron encontrados y una reproducción del bosque en el que cohabitarían estos árboles y los dinosaurios hace millones de años.

La Magdalena y la Fuente la Huevera.

Ahora desaparecido y con tan solo unos entalles o improntas como prueba de su existencia, se sabe que el nombre del lugar y del pinar provienen del templo semirupestre que hubo en el lugar en la Alta Edad Media. Muy próxima está la Fuente de la Huevera, conocida por el peculiar sabor y el extraño olor a huevos podridos de las aguas sulfurosas que manan a través de un gran tronco de roble.

En el número 65, página 32 de la Revista Amigos de Hacinas que puedes encontrar en su WEB, aparece un interesante artículo de Elías Rubio Marcos sobre las fuentes de Hacinas y la calidad de sus aguas.

Las Trisineras.

Las Trisineras es el yacimiento del árbol fósil que está expuesto enfrente del Museo del Árbol Fósil. Se extrajeron 6 m y todavía quedan enterrados muchos más. Se cree que podría medir casi 30 metros. Ha sido descrito por los investigadores Luis García Esteban y Paloma de Palacios de la Universidad Politécnica de Madrid, como una especie nueva, que ellos han denominado Protopodocarpoxylon hacinensis.

Cueva San Marcos.

La Cueva de San Marcos es un buen molde de árbol fósil colgado a 6 m de altura. Junto a ella y pegados al suelo, también pueden verse moldes más pequeños. Se cree que la cueva pudo ser habitada por eremitas. Se puede acceder a ella escalando la pared, con mucha precaución y ayudándose de varios peldaños que han sido excavados en la roca arenisca. La oquedad tiene unos dos metros tanto de alto como de ancho. A los lados pueden verse unos encajes, lo que probaría que sobre ellos se acoplaba una puerta de entrada. En su interior pueden verse inscripciones y nombres de pastores que se cree utilizaban este espacio para protegerse de las malas inclemencias del tiempo. En la parte más alta de la peña hay un precioso balcón natural desde el que podemos contemplar una gran masa forestal y bellísimas vistas de la zona de Cabezón de la Sierra.

El Robledal.

Uno de los lugares más bonitos para pasear en los alrededores del pueblo. La dehesa es preciosa y está bien cuidada y pastada por las muchas cabezas de ganado ovino y caballar que la habitan todos los días. Los robles son muy bonitos, destacando algunos ejemplares que son más que centenarios.

Lavadero y Humedal de Fuentepeña. La Tetera y el roble de los boyeros.

Construido en 1878, el lavadero de Fuentepeña fue el lugar donde las mujeres del pueblo acudían a lavar la ropa. Dejó de utilizarse prácticamente con la llegada del agua corriente al pueblo en el año 1975.

El humedal de Fuentepeña es un conjunto de 6 lagunas pequeñas y 1 grande, de entre 2 o 3 metros de profundidad, situadas a unos 2 kms del pueblo. Fueron excavadas para salvar una hondonada tapada por sedimentos transportados por el agua. Ha sido recuperado con éxito, lo que lo ha convertido en parada obligada para muchas aves migratorias y en fuente de alimentos para numerosas parejas de cigüeñas que anidan cada año en el pueblo. Junto a los juncos, calizos y espadañas que poblan las orillas de la laguna, pueden verse patos, muchos anfibios e, incluso, alguna nutria.

Hacinas: casco urbano

Además de los ya comentados, el casco urbano del pueblo tiene importantes lugares de interés que merece la pena visitar al comienzo o al final de la ruta (ver http://www.hacinas.es/lugares-de-interes). Resumimos y recopilamos literalmente algunas de las informaciones de la página:

Iglesia de San Pedro (siglo XVII): fue construida sobre otra anterior románica del siglo XII como puede verse por algunos vestigios que todavía se conservan: dos magníficos capiteles incrustados en la base del arco triunfal de la iglesia actual, la pila bautismal del mismo siglo XII, y , probablemente, lo que es la sacristía. En el interior, aparece como iglesia renacentista y restos góticos de tres naves con columnas, arcos y bóvedas estrelladas de piedra. También destacan sus cinco retablos barrocos de 1704. En el exterior, presenta una torre cuadrangular con pilastrones y remate de pináculos, un ábside rectangular con contrafuertes y una portada clasicista con cuatro columnas estriadas, tímpano partido, remate de bolas y, en hornacina, la imagen de San Pedro sedente; toda ella bajo gran arco adornado de entrepaños, como pórtico.

Rollo jurisdiccional: construido en 1573, es un símbolo del poder jurisdiccional de la villa de Hacinas en las causas criminales y civiles. Se erigió para «castigar a delincuentes y facinerosos» en la misma villa. Es de sobrio estilo gótico tardío. Todavía se conserva la argolla.

El castillo: como otros similares en la comarca de Arlanza: Castrovido, Castrillo, Palacios, Pinilla etc…, fue levantado, entre el final del siglo IX y el X, para proteger la zona de las incursiones de los moros toledanos que llegaban al Arlanza desde Atienza y Medinaceli. También debió tener relevancia en el siglo XI en las guerras entre Castilla y Navarra. Se cree que estuvo habitado por el Conde de Monterrey, Señor de Hacinas, hasta el siglo XVIII.

Cueva de los Moros: ubicada en la pared noroeste del castillo, esta oquedad se asienta a 5 metros sobre el nivel del suelo. Se considera cueva-molde de un árbol fósil. Ha sido un escondite frecuentado por los niños y ha servido de excusa de múltiples leyendas.

Sagrado Corazón: esta torre campanario es una espadaña natural de roca arenisca, con una altura aproximada de unos veinte metros, que aparece citada en el siglo XV como «la peña del campanario». A su pie se reunía el Concejo del pueblo. En su parte superior conserva dos arcos de medio punto que en su día alojaron las antiguas campanas. Sobre ellos descansa la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que se colocó en 1951.

Ermita de Santa Lucía: templo modernista que consta de tres naves y bóvedas de yesos, sin valores arquitectónicos destacables, ya que data del siglo XX. Foco de peregrinaciones y de una gran devoción, acoge una de las romerías más importantes de la provincia el domingo anterior a la festividad de San Mateo (21 de septiembre).

Otros lugares de interés: El Baile, Mirador de San Cibrián y varias muestras de arquitectura popular: chimeneas encestadas, potro de herrar etc…

Avisos y recomendaciones

La ruta puede realizarse en cualquier estación del año, pero es muy recomendable hacerla en otoño o en primavera para disfrutar del colorido de los robles. Aunque la ruta es un poco larga, podría hacerse con niños o con grupos de colegiales sin que haya problemas de seguridad.

Más información en los siguientes enlaces:

Ayuntamiento de Hacinas: https://es.wikipedia.org/wiki/Hacinas

http://www.hacinas.es/lugares-de-interes

http://www.arbolfosilhacinas.es/